miércoles, 24 de agosto de 2022

Laura Martín Osorio




Es Profesora de Grado Universitario en Lengua y Literatura por la UNCuyo, Diplomada en Estudios de Género y Movimientos Feministas por la UBA, Magíster en Culturas y Literaturas Comparadas de la UNC y Especialista en Lengua y Cultura Italianas de la USAL.
Se desempeña como docente de nivel superior en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo (Literatura Italiana) y en el ISFDyT N° 9-002 “Tomás Godoy Cruz” (Literatura Italiana, Literatura para niños y jóvenes y Literatura Juvenil). También da clases de idioma italiano en la Scuola Dante Alighieri di Mendoza. Trabaja en la Editorial Sombrero azul y en la Revista Pan y queso, dedicadas a la literatura para las infancias. Actúa en el espectáculo teatral Bombos y poetas.
Es escritora, ha editado dos plaquettes con poesías de su autoría: animala y días en rojo. De forma colectiva, ha publicado fanzines, plaquettes y libros. En 2021, publicó su primer libro, Bombos y poetas (Rima Limón). Es coautora de Asterisco (Editorial Sombrero azul, 2021), fanzines con poesías para las infancias. En mayo de 2022 publicó su libro de poesías Por la cañada del arroyo seco ​(Fractura ediciones).


IX
 
Caminé durante horas
por la cañada del arroyo seco,
oía una voz que me llamaba.
Podía reconocerla. Era tu padre
cuando tenía 25 años.
Insistía en que lo alcanzara.
Apenas podía mover mis pies,
una mano me impedía avanzar.
La voz insistía, hablaba de un barco
que partiría a las 11.
Yo iba descalza, con mi vestido de novia
y una valija de cartón.
Tenía el pelo largo
y la cara de ahora.
Pensaba en cómo sería viajar en barco
por la cañada seca.
Te espero en el puerto, decía,
no me dejés solo,
llevo puesto el traje celeste,
tengo el pañuelo que bordaste con tus iniciales.
La cañada se hacía cada vez más estrecha,
la voz era casi un susurro.
No veía el puerto
ni el barco
ni a tu padre.
Solo sedimentos volcánicos
y ceniza.


XI
 
Podría haber sido cantante
dar serenatas y tomar vino hasta la madrugada.
Podría haber bailado cuecas
y gatos en las peñas,
dejar que me invitara a la pista algún viejo.
Podría haber sido cajera de supermercado
contentarme con mi sueldo y los días de franco,
ir los fines de semana a las fiestas del club.
Podría haber seguido los pasos de mi madre viuda,
pero no soportaba mirarme al espejo
y reconocerme en ella:
su olor a cigarrillo, los colores de su pelo,
su maquillaje, sus zapatos, sus amoríos.
Podría haber sido algunas otras cosas
aunque no muchas más. 
Elegí casarme, parir, alimentar,
soñar con futuros alegres
para ustedes.
Estoy contenta. De las posibilidades que tuve,
elegí tenerte. Abrazame. Sembremos la albahaca.


De: Por la cañada del arroyo seco, 2022

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